15.4.07

AYUDA A EVITAR LA CATÁSTROFE AMBIENTAL Y CLIMÁTICA

Después de la reunión de expertos de la ONU sobre Cambio Climático realizada en Paris Francia el 1 de febrero de 2007, se determinó que solo quedan 10 años para que entre todos podamos frenar la catástrofe ambiental y climática que se avecina, la responsabilidad NO es solo de políticos y empresarios, así que lo que cada habitante de la Tierra haga en contra de estos fenómenos es clave para salvar el planeta, nuestras vidas y las de nuestras futuras generaciones. Así que no más protestas inútiles porque estas acciones y consejos SI hacen la diferencia:
1. EL AGUA:
Consume la justa. Evita gastos innecesarios de agua con estos consejos:
· Mejor ducha que baño y ahorras 7.000 litros al año.
· Mantén la ducha abierta sólo el tiempo indispensable, cerrándola mientras te enjabonas.
· No dejes la llave abierta mientras te lava los dientes o te afeitas.
· No laves los alimentos con la llave abierta, utiliza un recipiente.
· Al terminar, esta agua se puede aprovechar para regar las plantas.
· No te enjabones bajo el chorro de agua.
· Utiliza la lavadora y el lavavajillas sólo cuando estén completamente llenos.
· No arrojes al inodoro bastoncillos, papeles, colillas, compresas, tampones o preservativos, no es el cubo de la basura.
· Repara inmediatamente las fugas, 10 gotas de agua por minuto suponen 2.000 litros de agua al año desperdiciados.
· Utiliza plantas autóctonas, que requieren menos cuidados y menos agua.
· Reutiliza parte del agua que usa tu lavadora de ropa, esta te podrá servir para los baños, limpiar pisos, hacer aseo o lavar el frente de tu casa.
· No vacíes la cisterna sin necesidad.
· No tires el aceite por los fregaderos. Flota sobre el agua y es muy difícil de eliminar.
· No arrojes ningún tipo basura al mar, ríos o lagos.
· Riega los jardines y calles con agua no potable. El mejor momento para regar es la última hora de la tarde ya que evita la evaporación.
· El agua de cocer alimentos se puede utilizar para regar las plantas.
· El gel, el champú y los detergentes son contaminantes. Hay que usarlos con moderación y de ser posible optar por productos ecológicos.
· No olvides plantar un árbol por lo menos una vez en tu vida.
2. BASURAS:
Más de la mitad son reciclables ¿Por qué no las RECICLAMOS y AHORRAMOS? Apliquemos la Ley de las 3 ERRES: RECICLAR, REDUCIR y REUTILIZAR.
· Al recuperar cajas de cartón o envases que también son hechos con papel contribuyes a que se talen menos árboles, encargados de capturar metano y de purificar el aire. Al reutilizar 100 kilogramos de papel se salva la vida de al menos 7 árboles.
· Separa las basuras que generas. Debes consultar en tu administración local o en tu unidad residencial si disponen de un sistema de selección de basuras.
· Usa siempre papel reciclado y escribe siempre por los dos lados.
· Usa RETORNABLES.
· No derroches servilletas, pañuelos, papel higiénico u otra forma de papel.
· Elige siempre que puedas envases de VIDRIO en lugar de Plástico, Tetrapack y Aluminio.
· Recuerda que hay empresas dedicadas a la compra de materiales reciclables como papel periódico, libros viejos, botellas etc.
3. ALIMENTACIÓN:
· Disminuye el consumo de carnes rojas.
· Disminuye el consumo de carnes rojas ya que la cría de vacas contribuye al calentamiento global, a la tala de árboles y la disminución de los ríos. Producir un kilo de carne gasta más agua que 365 duchas.
· Los productos enlatados consumen muchos recursos y energía. No consumas alimentos en lata especialmente atún porque esta en vía de extinción.
· Evita consumir alimentos "transgénicos" (OMG Organismos manipulados genéticamente) ya que su producción contamina los ecosistemas deteriorando el medio ambiente.
· No consumas animales exóticos como tortugas, chigüiros, iguanas, etc.
· Consume más frutas, verduras y legumbres que carnes.
· Nunca compres pescados de tamaños pequeños para consumir.
· Si puedes, consume alimentos ecológicos (sin pesticidas, sin insecticidas, etc.).
4. ENERGÍA:
· No consumas de más.
· Usa agua caliente solo de ser necesario o solo la necesaria, conecta el calentador solo dos horas al día, gradúalo entre 50 y 60 grados y si puedes intenta bañarte con agua fría es más saludable.
· Evita usar en exceso la plancha, el calentador de agua o la lavadora, que gastan mucha energía y agotan los recursos para generarla.
· Esto lleva a que los países se vean en la necesidad de usar petróleo, carbón o gas para copar la oferta energética, combustibles que generan gases como el dióxido de carbono, que suben la temperatura.
· Mejor cocinar con gas que con energía eléctrica.
· Apaga el TV, radio, luces, computador (pantalla) si no los estas usando.
· En tu lugar de trabajo apaga las luces de zonas comunes poco utilizadas.
· Utiliza bombillos de bajo consumo de energía.
· Modera el consumo de latas de aluminio.
· No uses o compres productos de PVC para nada, contamina muchísimo en su fabricación y no es reciclable.
5. TRANSPORTE:
· Modera el uso del vehículo particular, haz un uso eficiente del automóvil.
· No viajes solo, organiza traslados en grupo o en transporte público.
· Infla correctamente las llantas de tu carro para que ahorre gasolina y el motor no la queme en exceso.
· Empieza a utilizar la bicicleta en la medida lo posible.
· Revisa la emisión de gases de tu vehículo.
· No aceleres cuando el vehículo no este en movimiento.
· Reduce el consumo de Aire Acondicionado pues este reduce la potencia y eleva el consumo de la gasolina.
· Modera tu Velocidad: En carretera nunca sobrepases los 110 kilómetros por hora ya que más arriba produce un exagerado consumo de combustible.
· Nunca cargues innecesariamente tú vehículo con mucho peso: A mayor carga mayor consumo de combustible.
6. PAPEL:
· Usa habitualmente papel reciclado.
· Fomenta el uso de productos hechos a partir de papel usado.
· Reduce el consumo de papel.
· Usa las hojas por las dos caras.
· Haz sólo las fotocopias imprescindibles.
· Reutiliza los sobres, cajas, etc.
· Rechaza productos de un sólo uso.
7. EDUCACIÓN:
La clave es educar a los más jóvenes y a todos los que conozcas, en el respeto a la naturaleza.

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7.2.07

LOS ALTOS COSTOS ECONÓMICOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL

Para hacer una evaluación de la amenaza desde un ángulo rigurosamente económico, el gobierno británico encargó un estudio a Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial. Sus conclusiones.
El objetivo de la política macroeconómica yace en la maximización del bienestar -léase crecimiento del PIB y el empleo-, bajo condiciones de equidad y sostenibilidad. Por supuesto que, con el fin de irradiar sus beneficios a la totalidad de la sociedad sobre cimientos durables, hay que contar con ciertos ingredientes indispensables, entre los que cabe mencionar dos: el logro de una inflación baja y estable; y una intervención suficiente y eficaz del Estado orientada a corregir aquellas fallas de mercado que impidan que el interés general -de hoy y de mañana se imponga sobre el de unos pocos grupos de individuos, corporaciones o regiones.
A partir de la segunda mitad del s. XIX, con el inicio de la industrialización de los países que a la postre llegaron a ser los más ricos, comenzó a desarrollarse el germen de la más grande falla de mercado que jamás se haya experimentado. Se trata del cambio climático, provocado por la concentración de los denominados gases de efecto invernadero en la atmósfera, en especial dióxido de carbono. El incremento de la temperatura resulta de la variación de su composición por el aumento de aquellos.
Entre los consecuentes daños que ya empiezan a aparecer, cabe señalar el aumento en el nivel del mar a medida que se disuelven los casquetes polares y los glaciares, que son el más importante reservorio de agua dulce; la desaparición de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad, o sea la fuente de las 'ciencias de la vida' en lo que toca a alimentación y salud; la desertización y la caída de los niveles freáticos de los suelos; modificaciones bruscas en los patrones regionales del clima que alteran el volumen y distribución de las lluvias, como en el caso de los 'monzones' en el sureste asiático, el fenómeno del niño y los traumatismos ambientales de la Amazonia, y la posibilidad de que sobrevengan nuevas hambrunas y pandemias, y de que muchas bacterias, virus y enfermedades tropicales, como la malaria, se extiendan hacia las áreas templadas al encontrar allí condiciones adecuadas para su desarrollo.
Semejantes amenazas, como en general sucede con los desastres de la naturaleza, recaen predominantemente sobre las comunidades más pobres, a pesar de su muy reducida contribución a las causas del cambio climático. Por ejemplo, el derretimiento de los glaciares de montaña al mermar la disponibilidad y el acceso al agua, podría afectar a una sexta parte de la población mundial, localizada principalmente en la India, algunas partes de China y la región andina. La declinación de la productividad de la agricultura golpearía con mayor severidad al África. Y la elevación del nivel del mar arremetería contra una buena porción de las poblaciones de las costas de Bangladesh y Vietnam en el sureste asiático, pequeñas islas del Caribe y el Pacífico y segmentos de grandes ciudades como Tokio, Nueva York, Londres y Cairo, y en Colombia, contra San Andrés y Providencia, y todos los centros urbanos situados a orillas de ambos océanos. Se estima que a mediados del siglo, de continuar la inercia en esta materia, 200 millones de seres podrían convertirse en desplazados permanentes de sus lugares de origen.
Adicionalmente, las regiones más pobres del globo tienen una ostensible desventaja geográfica, cual es la de contar con las máximas temperaturas y la mayor variabilidad en los regímenes de lluvias, lo que las hace más vulnerables que las zonas templadas al calentamiento. De otro lado, su pronunciada dependencia de la agricultura, que es el sector de la economía con el más alto grado de exposición y riesgo frente al clima, completa este desolador panorama.
En cuanto a países localizados en las más altas latitudes -por ejemplo, Canadá, Rusia y los escandinavos-, es posible que al principio el cambio climático les de beneficios como superiores productividades agrícolas, reducción del índice de mortalidad en el invierno, menores requerimientos de calefacción y hasta incrementos en las corrientes turísticas. Pero no hay que olvidar que esos territorios son los que están sufriendo las mayores alzas en las tasas de calentamiento, lo que hace más probable la ocurrencia de tormentas, huracanes, tifones, inundaciones, sequías y olas de calor.
El principal motivo de la generación de estos gases ha sido la proliferación incesante del uso de combustibles fósiles -petróleo, carbón y gas natural-, destinados a satisfacer los requerimientos energéticos del aparato productivo. Y, en segundo lugar, tala y quema de bosques naturales. Ello explica la correlación entre ingreso per cápita de cada país y emisiones, y que, por tanto, durante los últimos 150 años sólo Norteamérica y Europa hayan generado el 70 % de estas.
Con el fin de evaluar desde un ángulo rigurosamente económico el problema, sus implicaciones y costos en términos de la sostenibilidad del crecimiento, y sus posibles soluciones en el largo plazo, el Gobierno británico encargó a Nicholas Stern, anterior economista jefe del Banco Mundial, un estudio, el cual concluyó hace poco.
Según los modelos macroeconómicos empleados en el ejercicio, de seguir así las cosas, la pérdida de bienestar equivaldría a una baja del consumo per cápita global entre 5 y 20 por ciento cada año, dependiendo de las circunstancias de los distintos escenarios contemplados. Cualquier punto extremo o intermedio dentro de ese rango (el reporte señala que la estimación más probable se ubica en el segmento superior), significaría de todos modos una catástrofe económica aún más grave que la acaecida con ocasión de las dos últimas guerras mundiales y de la gran depresión de los 30. En contraste, los costos de las estrategias que en el estudio se recomienda adoptar llegarían apenas al 1 % del producto interno bruto global por año.
Se debe tener en cuenta que los resultados de lo que ahora emprendamos no comenzarían a sentirse antes de dos décadas, ya que en la cuestión ambiental suele existir un considerable retraso entre el momento en que se toman las medidas y aquel en el que sus efectos sobre la naturaleza se tornan tangibles. Precisamente por tal consideración, si no actuamos de inmediato la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera en el 2035 podría doblar a la que se observó a mediados del siglo XIX, cuando era de 280 partes por millón (pmm), en cuyo caso la temperatura promedio de la tierra se elevaría en dos grados centígrados, y en algún momento de la segunda parte de la actual centuria, en cinco. Más allá de estos horizontes de tiempo, estaríamos en un terreno jamás experimentado por la humanidad, ni todavía conocido por la ciencia, cuyas soluciones seguramente serían inviables o incosteables.
Guardadas proporciones, se trata de algo parecido a lo que igualmente suele ocurrir cada vez que el producto de un país se encuentra aumentando por encima de su potencial o capacidad instalada, jalonado por una expansión excesiva de la demanda agregada. En cuyo caso, con el fin de evitar que la economía se 'recaliente' y, como consecuencia, que la inflación se dispare, resulta preciso anticiparse a frenar la expansión monetaria, que le sirve de combustible a dicho proceso, mediante ajustes adecuados y oportunos en las tasas de interés. La diferencia es que mientras la anticipación en política monetaria debe ubicarse dentro de un rango de 18 a 36 meses, en lo ambiental habría que adoptarla con un número similar de unidades de tiempo, pero en términos de años y aun de lustros.
Una noticia alentadora es que los peores impactos podrían reducirse significativamente si comenzáramos a actuar ya, con la meta de que los niveles de concentración se estabilicen entre 450 y 550 pmm. El actual es de 430 y crece en 2 por año. O sea que las emisiones en 2050 tendrían que ser inferiores a las actuales en 25 %.
He aquí el más grande desafío de la historia contemporánea para la ciencia económica. ¿Cómo, mediante su intervención en el mercado global, por tratarse de un fenómeno así mismo global, las autoridades económicas deberían idearse los incentivos para corregir semejante perversión que está conduciendo su aparato productivo hacia el colapso?
El reto consiste en la creación de señales de mercado correctas, a través del sistema de precios, que propicien la transición de la economía mundial hacia modalidades productivas más limpias, con intensidad sustancialmente más baja en el uso de combustibles fósiles y, por ende, en emisiones de gases de efecto invernadero, hasta asegurar el mantenimiento en el futuro de la capacidad de la naturaleza para absorberlas sin perturbar el clima del planeta, persiguiendo simultáneamente un bienestar de la humanidad más equilibrado a través del tiempo y el espacio. En últimas se trata de garantizar, ni más ni menos, un crecimiento genuinamente sostenible y equitativo en el largo plazo, como es en esencia el propósito medular de la política macroeconómica.
Urge entonces conducir las emisiones de gases de efecto invernadero hacia un sendero de estabilización a través de una combinación de, al menos, las siguientes cinco vías:
· Frenando la demanda de bienes y servicios intensivos en las referidas emisiones.
· Aumentando la eficiencia energética en su producción.
· Combatiendo la deforestación.
· Multiplicando las siembras de árboles para la captura de carbono.
· Virando hacia tecnologías de baja intensidad en emisiones, principalmente en los sectores de generación de energía, calefacción y transporte.
Ahora bien, tanto las tecnologías apropiadas como los modelos normativos ya existen. Lo que se requiere son señales correctas de precios que incentiven su adopción y su cumplimiento. Por tanto, el primer paso tiene que ser la reestructuración de los sistemas tributarios mediante la eliminación de subsidios a los combustibles de origen fósil, y el establecimiento de impuestos a su consumo y a la deforestación, con el fin de que el mercado refleje la verdad ecológica y que en sus precios se incorporen los costos de las externalidades provenientes del desgaste ambiental.
De otra parte, la Convención de la ONU sobre Cambio Climático (Unfcc, su sigla en inglés) y el Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS, su sigla en inglés), cuya creación ha sido la más concreta respuesta al Protocolo de Kyoto y a su Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), representan un esfuerzo pionero en igual dirección. Al amparo del ETS, la Comisión Europea les estableció a 13 mil empresas de cinco industrias con alto potencial contaminante, límites máximos de emisión de dióxido de carbono. Aquellas que se hallen por debajo de las cotas asignadas están autorizadas para venderles la diferencia a las que las superen. De lo contrario, estas estarán sujetas a una penalidad de 40 euros por tonelada de exceso, que será elevada a 100 euros en 2008. El vertiginoso crecimiento de dichas transacciones de certificados de reducción de emisiones, o créditos de carbono, como se les conoce en los mercados de capital, está siendo estimulado adicionalmente por la formación de bolsas de valores especializadas en el manejo de esos papeles, como las de Chicago y Ámsterdam.
Lo que falta es extender mecanismos como este al resto mundo, de manera que empresas y gobiernos de las naciones más endeudadas ambientalmente puedan emprender la adquisición de créditos de carbono en economías emergentes con fundamento en proyectos de reconversión tecnológica, reforestación y conservación, y así hacerse a su paz y salvo ecológico. Las instituciones financieras, así como las autoridades encargadas de las políticas macroeconómicas, incluyendo los bancos centrales, tienen un trascendental papel que jugar en la consolidación de este proceso.
Diario El Tiempo (Colombia) por: Carlos Gustavo Cano Sanz.
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27.1.07

GANADO: ÚNICA POSESIÓN REAL DE LOS MAS POBRES

La ganadería es básica para la supervivencia de la mayoría de los pobres del mundo, pero las campañas para reducir la pobreza no prestan atención a la salud de rebaños y manadas del Sur en desarrollo. Las enfermedades no sólo diezman el ganado de África y Asia, sino que impiden la venta de carne, lácteos y otros derivados a los mercados nacionales e internacionales, según un informe de Science, publicación de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.

"El ganado es extremadamente importante para el sustento y la economía de las naciones en desarrollo", advirtió el cirujano veterinario Brian Perry, del Instituto Internacional de Investigación del Ganado (ILRI), organización independiente con sede en Nairobi. Alrededor de 70 por ciento de los pobres del mundo dependen del ganado para sobrevivir. Estos animales representan la única posesión real de la población de casi todas las comunidades pastoriles, dijo Perry, coautor del informe de la revista científica publicado el día 19. "El ganado representa una cuenta bancaria caminante", apuntó. Además, los animales sirven en África y Asia para arar la tierra, trillar semillas y como medio de transporte, entre otras muchas funciones. Las enfermedades del ganado suelen ser desastrosas.

Un brote de fiebre del Valle del Rift le cerró en diciembre los mercados de exportación de ganado de pie y de carne al Cuerno de África, con serias consecuencias para la economía local, señaló Perry. Para las comunidades de zonas áridas y semiáridas de África, los sistemas de producción que dependen del ganado son la salida más segura de la pobreza, según otra investigación publicada el año pasado. "El pastoreo es una estilo de vida muy racional", dijo Ernestina Coast, experta de la Escuela de Economía de Londres, quien estudió las tradiciones de los maasai, pueblo nómada y pastor que habita en Kenia y Tanzania.

Pero muchas comunidades son forzadas a abandonar sus costumbres ancestrales y sus miembros terminan ocupando empleos temporales no calificados y mal remunerados como la extracción de miel, la fabricación y venta de bebidas alcohólicas ilegales o el comercio de leña y carbón, según Coast.

Muchos servicios estatales de salud animal estatales fueron demolidos hace 20 años por las presiones por la privatización que ejercieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Eso ocasionó "drásticos recortes en los programas sociales que nunca se recuperaron, en especial en algunas zonas de África", sostuvieron Perry y Keith Sones en su estudio. Además, escasea la inversión de la industria farmacéutica animal en la investigación de enfermedades del ganado predominantes en el mundo en desarrollo, pues los pastores y pequeños agricultores no pueden pagar medicamentos ni vacunas, indicó Perry. De los 15.000 millones de dólares gastados en 2005 en medicamentos veterinarios, sólo tres por ciento correspondió a África y el sur de Asia.

El gasto dedicado a la investigación revela inequidades similares. Sólo el año pasado, Gran Bretaña invirtió 25,7 millones de dólares en investigar la encefalopatía espongiforme bovina (más conocida como enfermedad de las vacas locas) y apenas 20 millones en 10 años para estudiar epizootias en el Sur en desarrollo. Muchas enfermedades animales, como la fiebre de la Costa Oriental -infección del ganado de la costa oriental y central de África- y la tripanosomiasis son específicas de las naciones en desarrollo. No existen vacunas y se invierte muy poco en investigación. El dinero se destina principalmente a la aftosa, que supone un riesgo mundial, señaló Perry.

Pero soluciones como las vacunas, que deben refrigerarse o que tienen un breve plazo de vencimiento, sólo funcionan para las naciones industrializadas. Al igual que en el caso de la salud humana, hay gestiones en curso para cambiar este panorama. GALV-med, por ejemplo, es una "pequeña gran iniciativa" que reúne esfuerzos públicos y privados en Gran Bretaña para aumentar el acceso a medicamentos, vacunas y equipos de diagnóstico, indicó Perry. Este emprendimiento intenta dar respuesta al fracaso del mercado, financiando investigaciones que adapten las tecnologías de sanidad animal a las necesidades del Sur.

En cuanto a la creación de oportunidades, Perry también aplaudió el proyecto Biociencias, dirigido a las comunidades pastoriles de África oriental y central y financiado por Canadá. El Centro de Investigación de Biociencias abrirá sus puertas en 2008 en Nairobi y se dedicará a las necesidades de la producción agrícola contratando investigadores locales. Esa iniciativa procura evitar la emigración de expertos, pues la fuga de cerebros hacia el Norte industrial paraliza el desarrollo científico de África, añadió Perry. Además de vacunas, medicamentos e investigación, las naciones pobres requieren de infraestructura para la atención veterinaria. Eso no necesariamente implica más veterinarios sino más técnicos que brinden asistencia comunitaria eficaz y barata, sostuvo. Con algunas pocas excepciones, el respaldo internacional para ello es mínimo.

"Sectores del mundo rico siguen basando sus aportes científicos para la reducción de la pobreza sobre sus propios intereses. Los pobres, actualmente, solo reciben migajas", concluye el informe publicado por la revista Science.

(Adaptado de “IPS” y “Science”).

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